
El humor: 5 claves y 3 consejos para hacer reír con tu escritura
Si te interesa darle un toque humorístico a tu relato o novela, o sacar más partido al sentido del humor que ya usas, vamos a estudiar en este post las cinco claves principales para conseguirlo, y, además, algunos otros consejos que pueden venir muy bien.
Como siempre, voy a hacer un recorrido completo por este tema y pondré muchísimos ejemplos, la mayoría tomados de películas o series, que suelen ser referencias que conocéis más y que sirven igualmente para mostrar cómo hacer reír utilizando estas técnicas.
¡Arrancamos!
¿Dónde puede aparecer el humor en tu relato o novela?
Antes de entrar en «cómo» potenciar el sentido del humor de vuestros textos, me gustaría detenerme un momento en el «dónde». Muchas veces pensamos que para conseguir hacer reír con nuestra escritura todo en ella tiene que ser divertido y estar lleno de chistes; en realidad, basta con que consigamos humor en uno o dos de estos apartados:
- –La trama: Si estás escribiendo un relato o una novela de humor es posible que ya la propia trama sea divertida o absurda… aunque no es necesario. Muchos libros, películas o series humorísticas tienen una trama aparentemente seria y el humor surge de otros recursos, como veremos. Un ejemplo de trama divertida es la de la película Galaxy Quest: Los protagonistas de una serie de ciencia-ficción tipo «Star Trek» son secuestrados por alienígenas que, creyéndoles verdaderos héroes espaciales, quieren su ayuda para salvar su planeta.
- –Personaje protagonista: Tal vez, como decía antes, la trama no es divertida de inicio, pero sí lo es el personaje protagonista y, por tanto, nos estamos riendo todo el tiempo con él/ella. Este es el caso de películas protagonizadas por humoristas, como Woody Allen, o la más actual Amy Schumer: suelen interpretar el mismo tipo de personaje que es exagerado y divertido de por sí (el de Woody Allen, torpe, hablador y paranoico; la de Amy Schumer, cínica y pasota), y casi da igual la historia en la que aparezca. El propio personaje nos hace reír.
- –Personaje secundario: A veces podemos tener una trama más o menos seria, unos personajes protagonistas también y, en cambio, que el punto cómico lo dé alguno de los personajes secundarios. Es lo que en Hollywood se conoce como «comic relief» (alivio cómico). Las películas de Disney son muy buenos ejemplos: siempre hay un pequeño animal, divertido, que acompaña a la protagonista. En cambio, la saga de Star Wars lo intentó con Jar Jar Binks y no le funcionó muy bien (aunque sí lo logró con los robots C3PO y con BB8).
- –Situaciones concretas: Incluso aunque la trama en sí no sea especialmente divertida, luego la historia puede estar salpicada de situaciones concretas que sí lo son. En este caso serían momentos de la trama, diferentes, que pasarían rápido… hasta la siguiente situación. Esto es lo que funciona en las llamadas sitcoms (comedias de situación) como Friends, Modern Family o Ted Lasso: el punto de partida no es cómico, los personajes… un poco, pero lo divertido son las situaciones en las que se meten y cómo las afrontan.
- –Choque de personajes: Hay veces en que tenemos personajes que, por sí solos, no resultan cómicos, pero sí lo es el encuentro o enfrentamiento con otro personaje que es muy diferente. Por ejemplo, en la película La Fiera de mi niña, el serio y calculador científico interpretado por Cary Grant se cruza con la espontánea y divertida Katherine Hepburn y el resultado son golpes de humor uno tras otro.
- –Diálogos: En otras ocasiones, el personaje en sí no es exagerado y humorístico, pero sus diálogos y lo que dice, sí lo son. Harry, de la película Cuando Harry encontró a Sally, es uno de estos personajes que tiene una capacidad de hacer reír simplemente con cómo dice las cosas y con sus comentarios irónicos. También podríamos hacer reír con diálogos entre varios personajes.
- –Pensamientos del personaje: En literatura, también puede ser divertido lo que piensa el personaje protagonista ya que a veces, sobre todo cuando estamos escribiendo en primera persona, nos encontramos directamente dentro de su cabeza. Muchos de los puntos cómicos de un relato o novela se pueden dar por lo que el personaje está pensando, y también porque muchas veces lo que piensa se contradice con lo que hace y dice.
5 claves para potenciar el humor:
1. La exageración
Esta es una de las técnicas que mejor funciona para causar humor, o para aumentar la gracia de un gag o una situación. Si tienes una escena o momento que te parece divertido, prueba a exagerar aún más eso que hace gracia. El efecto se suele amplificar.
El ejemplo más clásico es la escena del camarote de los hermanos Marx: si no has visto esa película, los tres hermanos están en un camarote que empieza a llenarse de gente. Pero no es que entren tres o cuatro personas, no: es que al final hay 20, unas encima de otras, todos haciendo algo: alguien hace la cama, otro cocina… Es tan absurdo que resultaba hilarante.
Yo voy a ir poniendo ejemplos de una serie que seguro que muchas de las personas que me leéis habréis visto: Friends.
Hay muchísimas situaciones en las que juegan con la exageración para crear humor, y aquí he elegido una: cuando Ross se cita con una chica que tiene el apartamento muy sucio. Veréis que, para que sea realmente divertido, no basta con que su salón tenga un poco de desorden… es que hay incluso restos de comida en el sofá, bolsas vacías e incluso una rata. Cuanto más exagerado, más divertido.
2. Lo inesperado:
Esta es una de las técnicas más difíciles de usar, pero también de las que tienen mayor recompensa, porque no solo provocas diversión, sino que impactas a quien te lee con algo que le sorprende.
En Friends, muchas de las sorpresas tenían que ver con el personaje de Phoebe, porque era alguien muy poco convencional y que tenía ideas o reacciones que nunca te esperabas. Pero también había situaciones que involucraban sorpresas con otros personajes, como la propia presentación del personaje de Rachel, en el primer capítulo. Ross está en el café, contando a la pandilla que va a divorciarse, pero ¡a él le encanta estar casado! De repente… aparece Rachel vestida de novia.
O cuando Ross no puede encontrar un disfraz de papá Noel y se presenta delante de su hijo disfrazado de…
3. La repetición
Otro recurso imprescindible para crear comedia o humor es la repetición. Si un elemento, una frase o un gag hace gracia, se puede repetir (y llegar a ser hilarante); pero incluso hay veces que una frase o un gag no es divertido de por sí, pero lo es cuando se repite (porque causa sorpresa y es algo exagerado).
Un ejemplo es este momento en el que Rachel no ve a su bebé en la primera ecografía:
La repetición puede tener lugar de forma seguida, al poco tiempo (como en la escena del ejemplo) o incluso se puede recuperar algo que, en principio, no hace mucha gracia, capítulos después y hacerla divertida.
Por ejemplo, hay un episodio de Friends en el que Rachel adopta a un gato egipcio, uno de esos que no tienen pelo, y, la primera vez que lo ve, Joey afirma: «Eso no es un gato». Ahí no tiene mucha gracia, pero más adelante en el episodio, cuando otros personajes hablan del «gato de Rachel», Joey vuelve a repetir más veces: «¡Que no es un gato!». Y ahí sí es divertido.
¿Y cuántas veces se repite?
Si has leído bastantes artículos mi blog, seguro que conoces la respuesta. Y, si no, vamos justo ahora mismo con ello:
4. La regla de tres
Como explicaba en este otro artículo, el tres es el número mágico de la escritura. Si no sabemos cuántas veces escribir o repetir un elemento, en cuántas partes o fases dividir algo en escritura… Hazlo tres veces y, seguro, va a funcionar.
Además es una regla que sirve para todo. Por ejemplo: un gag o chiste puede repetirse tres veces (como en el ejemplo de «Que no es un gato«), también puedes dividir en tres una escena de humor, o un propio chiste o gag en tres fases: preparación, gracia y remate
Un ejemplo rápido: en el concurso que hacen los personajes en el que se juegan sus pisos, Ross hace una pregunta:
Ross: Hace poco murió la abuela de Mónica y estuvisteis en el funeral, ¿cuál era su nombre?
PREPARACIÓN DEL CHISTE:
Joey: ¿Yaya?
Chandler: Tenía un nombre de verdad… (la preparación nos deja claro que no tienen ni idea)
Ross: Se acaba el tiempo.
Joey: ¡Althea!
Chandler: ¿Althea, te has vuelto loco?
Joey: Me he arriesgado.
Chandler: ¿Y te arriesgas con Althea? (Gracia o punch line)
Ross: Althea es correcto.
Chandler: Bien jugado (remate del chiste o follow through)
A veces incluso esas tres fases son, efectivamente, tres frases: Rachel y Ross enfadados: «Por que te quiero» «¿Ah, sí? Pues yo también te quiero» «Pues es la primera vez que nos lo decimos»
Aquí está la escena del concurso, que no tiene desperdicio, con unos gags perfectos. Vedla, porque ademas sirve muy bien para la última técnica en la que vamos a detenernos.
5. Ritmo
Una gracia o un chiste puede perder toda la gracia si el ritmo es lento. El espacio que debe transcurrir entre las tres fases debe ser cuanto más rápido, mejor.
Si no habéis visto el vídeo anterior, vedlo ahora. Fijáos la rapidez con la que se suceden muchos diálogos. En literatura, eso significaría que los diálogos (o acciones cómicas) tendrían muy pocas frases descriptivas en medio… o casi ninguna, a poder ser.
Una regla de oro que aconsejo es que, si queréis que una escena sea divertida y no acaba de convenceros el resultado, la solución es esta: ¡meted la tijera! Empezad a recortar hasta dejar lo imprescindible. De hecho, simplemente con un ritmo más rápido muchas veces el gag o situación se hace más divertido sin necesidad de más.
Si aún no te convence, puedes intentar la exageración, la repetición, la sorpresa, o la regla de tres.
Tres últimos consejos:
Termino ya, con tres cosas a tener muy en cuenta para conseguir que tus escenas de humor sean lo más divertidas posible:
1. Conoce bien a tu personaje y úsalo al máximo
Cuanto mejor conozcas a tu personaje, cuánto más conozcas de su pasado, de su personalidad, de lo que le gusta o le da miedo, mucho más material tendrás para poder crear gags divertidos y emocionantes.
Es importantísimo que en tus momentos divertidos utilices mucho detalle concreto: como explico en este otro artículo, el detalle es la «varita mágica» de la escritura, es lo que hace que nuestras obras sean emocionantes y verosímiles, y en el humor es también una herramienta esencial.
Y, si lo que estás escribiendo es una novela o relato de humor (no solo con algo de humor) no tengas miedo de exagerar facetas de tu personaje. Como decían en «Spinal Tap» (una película que quizá conozcas si eres de la Generación X, como yo, pero que recomiendo muchísimo): «Turn it to eleven». Súbele el volumen a tu personaje… al 11. Sin miedo.
En Friends, Mónica es una obsesa de la limpieza y el orden (tiene 11 categorías para clasificar sus toallas), Chandler no puede dejar de hacer chistes de todo (ni siquiera cuando se lo propone), Joey es tan inocente que Chandler le convence de que cambie su nombre artístico a Joseph Stalin y Ross es tan «nerd» (el típico empollón socialmente torpe) que intenta ligar con una chica hablándole del olor del gas… y de los pedos.
Nada de eso, cuando ves la serie, te chirría, porque son características de estos personajes que vamos viendo durante todas las escenas; simplemente, de vez en cuando… se les sube el volumen al 11. 😉
2. Aprovecha la ambientación
Muchas veces, un diálogo o una situación que solamente te haría sonreír puede llegar a ser hilarante si usamos un arma poderosísima: el contexto.
Nuestros personajes no están subidos a un escenario en el que no hay más que unos pocos muebles: cuando escribimos, tenemos una libertad que para sí la quisieran las personas que escriben guiones. Podemos sacar una docena de helicópteros en una escena, o una invasión de abejorros; podemos situar nuestras escenas en medio de un partido de fútbol, en una cárcel, en un desfile de modas o en un acantilado abandonado de una isla exótica. Nuestros personajes pueden estar solos o acompañados, o incluso estar interactuando delante de gente o ante las cámaras.
Y todo, gratis. Solo cuesta unas pocas líneas de descripción. ¡Aprovechémoslo!
A veces simplemente el contexto, el lugar o el momento en el que tiene lugar una escena, lo cambia todo y lo hace más humorístico.
Hazte preguntas como esta: ¿Qué es más divertido, que Ross se ponga unos pantalones de cuero tan estrechos que luego no se puede volver a poner… y le ocure en su casa? ¿O es más divertido si sucede con sus amigos? ¿O es más divertido si sucede delante de alguien que no conoce? ¿O en medio de una cita con una chica que le gusta mucho?
Tengo todo un artículo donde hablo de la importancia de la ambientación, especificamente para ayudar a crear humor, y pongo como ejemplo la película la obra maestra Cuando Harry encontró a Sally. Aquí lo tienes, no dejes de leerlo.
Y aquí está la escena de Ross y los pantalones de cuero (de nuevo, un ejemplo de la técnica de la exageración):
3. Que te haga gracia a ti primero
Hay muchos tipos de sentido del humor. Hay un humor más absurdo, un humor más chabacano, un humor más sutil, el humor británico (tiene su propia categoría especial), el gaditano (también la tiene)… A mí me encantan las sitcoms (comedias de situación). ¡A la vista está! Disfruto como una niña de Friends, Parks and recreation, The office, Modern Family, Ted Lasso, Better Things (las veo todas en inglés, de ahí los títulos).
Sin embargo, hay algunas que no disfruto. Y a veces no es porque no sean buenas: todo el mundo me recomienda The good place, pero el humor tan absurdo no comulga conmigo (he llegado al episodio 3); hay otras con un humor demasiado gamberro y basado en la vergüenza ajena que no me hacen gracia. Etcétera.
Toda esta larga introducción me sirve para decir que la regla de oro para escribir algo humorístico es que te haga gracia a ti primero. No vas a poder hacer reír a todo el mundo, es imposible: hay muchos gustos distintos, tanto en ficción, como en ficción de humor. Intenta, primero, que te haga sentir bien a ti; seguro que habrá un buen grupo de gente que comparta un sentido del humor parecido al tuyo, y serán tus futuros lectores y lectoras.
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