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3 rasgos del autor de «Juego de tronos» que deberías evitar en tu escritura (y 5 que deberías imitar)

La saga «Canción de hielo y fuego», del autor George R. R. Martin, se ha hecho tan famosa gracias a la serie «Juego de Tronos» que ha conseguido traer a la primera división del mundo editorial la fantasía épica. Como resultado, muchos escritores/as están de nuevo empezando novelas en este género. Lo veo en mis talleres, por ejemplo. He pensado entonces aprovechar esta saga de libros que todos los fans del género conocen, para revisar unas pocas claves esenciales que pueden mejorar nuestra narrativa.

Mi intención con este artículo es repasar algunas cuestiones que nos pueden ayudar a escribir mejor, aprovechando el ejemplo de una serie de libros conocida por muchos lectores. Tres cuestiones, en concreto, que podrían  pulirse un poco para mejorar la redacción y que, a nosotros, nos sirven como excusa para repasar algunas de las claves esenciales de la buena narrativa.

Es obvio que George R. R. Martin tiene grandes cualidades que le han hecho reconocido en todo el mundo:  es un magnífico argumentista y arquitecto de historias, un gran inventor de mundos y un genial creador de personajes. No queda más remedio que quitarse el sombrero ante la fuerza de su imaginación y de su técnica a la hora de tramar historias.

Por eso, en la segunda parte del artículo, además del 3er rasgo a evitar, dejaré también una lista (más resumida que esta) de las virtudes de este autor, que os animo a imitar. Así, gracias al ejemplo de sus obras, podemos repasar algunas de las claves de una buena narración.

Es un artículo largo, que he querido trabajar con calma. Para hacerlo más ágil, lo he dividido en dos partes. Publicaré la segunda parte dentro de dos semanas (que incluirá también los 5 rasgos que os animo a imitar de George R. R. Martin).

Vamos allá con la primera parte:3-rasgos-de2 3 rasgos del autor de "Juego de tronos" que deberías evitar en tu escritura (y 5 que deberías imitar)

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1/Las descripciones demasiado largas que pueden interrumpir el ritmo de la acción

Este rasgo suele ser el primero cuando preguntas a alguien qué es lo que menos les gusta de la saga de George R. R. Martin -especialmente de los últimos libros (más ejemplos aquí y aquí). 

Es cierto, y hay que dejarlo claro, que cuando inventas un mundo nuevo, totalmente surgido de tu imaginación, hay mucho que describir al lector: los paisajes, las poblaciones, los rasgos físicos de las personas, las ropas o las casas y muebles. Qué duda cabe que las descripciones ayudan a ambientar y a dar realismo a nuestra novelaarya-hound-s4-ep-8 3 rasgos del autor de "Juego de tronos" que deberías evitar en tu escritura (y 5 que deberías imitar)

Afortunadamente, esas descripciones no son la tónica normal de todos los capítulos, sino que solo aparecen en algunos. Sin embargo, nuestro lector disfrutará aún más la historia si sabemos mantener, en todo momento, un buen equilibrio entre descripción y acción, de forma que nuestras descripciones no rompan el ritmo de la trama y no corramos el riesgo de que el lector cierre el libro, o de que se «salte» párrafos enteros para llegar a «lo bueno» (que es lo que muchos lectores de esta saga confiesan hacer).

En cualquier caso, aunque este rasgo sólo ocurra en ocasiones en los libros de la saga, nos sirve hoy como excusa para aprender a integrar mejor las descripciones y la acción en nuestros relatos y novelas. Pero primero lo primero:

¿Por qué las descripciones largas pueden interrumpir el ritmo narrativo?

Si eres escritor/a -o quieres serlo- no puedes olvidar que el lector, cuando empieza a leer nuestra obra, la ve en su cabeza como si fuera una película.  ¿Lo sabías? Eso hay que tenerlo siempre en cuenta. Así, cuando hacemos una descripción en nuestra narrativa, el efecto que tiene en el lector es como si le diéramos al botón «pause» al ver esa película. Por eso, en un libro de aventuras o acción, demasiadas «pausas» nos pueden hacer perder el interés.

Y, si nosotros no somos tan buenos argumentistas y creadores de personajes como George R. R. Martin, pueden hacer perder el interés a nuestros lectores.

Tantos lectores han comentado este rasgo en los libros de la saga, que hay hasta memes sobre este tema:.

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«He matado a dos Stark. Aquí dejo media página de descripción de toda la comida que había en la habitación en la que murieron»

 

Pensad que, muchas veces, esa sensación de «descripción larga» no tiene que ver con lo extenso de la descripción, sino con que lo que se describe no sea lo suficientemente importante o interesante. No nos importa ese momento de la historia, ese lugar, o ese personaje y sabemos que no va a ser esencial: hacer una descripción detallada de ello puede, entonces, resultar cansado.

Un ejemplo es la descripción del Río de Aguasnegras, de tres páginas (cuando Arya lo cruza con Sandor Clegane). Recordad que una descripción es, también, como hacer un zoom sobre un momento o detalle concreto: lo engrandecemos. Y hacer un zoom tras otro de elementos que no son importantes o vitales para la historia puede cansar al lector.

Decíamos que, si nuestra historia fuese una película (y es así como el lector la ve en su cabeza, eso no se nos puede olvidar), detenernos a hacer una descripción detallada sería como dar al «pause» para ver con detalle la imagen… o como hacer un largo plano de varios minutos en el que la cámara se va deteniendo en cada uno de los detallitos. En una escena de acción o suspense, va a romper el ritmo y el lector seguramente se los saltará, buscando la «chicha» del capítulo.

Algo así ocurre en los capítulos que preceden a la Boda Roja. Son capítulos que generan mucha tensión y expectación (entre otras cosas, esperamos el reencuentro de Arya con su familia), por lo que detenerse en esos momentos, aunque solo sea dos párrafos, a describir con qué comida ha comenzado el banquete puede romper el ritmo de la narración.

Por lo general, es mucho mejor integrar la descripción dentro de la acción, en la medida de lo posible. 

¿Cómo se integra la descripción dentro de la acción?

Hay una solución muy fácil. Siguiendo con el ejemplo de la descripción de la comida: ¿Cómo lo hacen en las películas y las series que veis normalmente? ¿Se detienen en planos de 5 minutos a enseñarnos lo que comen los personajes? No, ¿verdad?

¿Qué es lo que hacen? Muy sencillo: nos muestran a los personajes COMIENDO, es decir, en mitad de una acción.

Así, en una sola escena podemos resolver tres pasos en uno solo y la escena será rica, interesante e imprescindible:

  1. Vemos a los personajes comiendo, partiendo comida, tragando, etc —> ACCIÓN
  2. Vemos lo que comen—> DESCRIPCIÓN
  3. Los personajes hablan durante la comida (de cuestiones importantes e interesantes)–> HACEN AVANZAR LA TRAMA

Esto se puede hacer también en literatura, intercalando descripción y acción, como explico con detalle en este otro post (cómo describir a los personajes en la literatura contemporánea -y que las descripciones no queden pesadas).

Menos mal que, como la historia de George R. r. Martin y sus personajes son tan buenos, lo que suelen hacer muchos lectores es saltarse esas partes y seguir leyendo más adelante. Pero a nosotros nos viene bien su ejemplo para repasar este rasgo de la buena escritura.

Dos formas más de conseguir descripciones eficaces y más breves

Otra manera de ahorrarnos una larga y detallada descripción -por ejemplo, de un paisaje, de una casa o de un personaje- es por medio de una comparación o una metáfora. Eso nos da, inmediatamente, una visual de lo que queremos mostrar y podemos ahorrarnos decenas de frases específicas.

Un ejemplo (en azul):

«-Estación Solaris, la cápsula se ha posado. 

Con ambas manos, tomé las palancas y corté los contactos. Una señal verde se iluminó: LLEGADA y la puerta de la cápsula se abrió. Con un silbido ahogado, resignado, mi escafandra expulsó el aire. 

Me encontraba bajo un embudo plateado, tan alto como la nave de una catedral«.

Solaris (Stanislaw Lem)

Y, por último, otra manera de ahorrarnos una extensa descripción es dejando caer pequeños detalles por aquí y por allá en un par de frases, dando sólo las claves necesarias para que el lector se haga una composición de lugar -y la acción no pierda ritmo.

Ejemplo (en azul):

«¡Ten cuidado, Favila! ¡No debe verte nadie hasta que llegues a la puerta del castillo! Ve despacio, no hagas ruido. Y allí estaba la cascada al fin.

Sí, allí estaba la cascada, pero, ¿dónde estaba la puerta del castillo? Hierba, helechos y brezo. Peñas y matorrales. Y la cascada cayendo en la oscuridad por la pared de roca. Y junto a ella… un árbol«.

Doneval (Graham Dunstan Martin)

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2/ La narración debe ser cuidada: cada palabra cuenta.

Si bien hay consenso general sobre la imaginación de George R. R. Martin y sus indudables cualidades como argumentista, arquitecto de historias y creador de personajes, también es cierto que en su país más de un artículo y de dos habla de su «poor writing» o «poor prose«, un término que se puede traducir como «prosa descuidada».

Son muchos los rasgos que hacen que consideremos a un escritor como magistral (argumento, trama, ritmo, personajes, imaginación, redacción, estilo, originalidad…) y muy pocos autores en la historia de la humanidad han conseguido destacar en todos. Obviamente, la historia de Martin se lee bien, claro está, tiene una redacción que funciona y está bien escrita, aunque suele haber consenso de que lo que engancha de la saga es la historia.

Y si bien está bastante bien escrita, quizá podría dar un paso más en ese sentido, y así  convertirse en una obra maestra de la literatura… Lo cual puede que no entre para nada en los planes de George R. R. Martin, por supuesto. Pero a nosotros, de nuevo, nos sirve hoy como excusa para aprender a mejorar este rasgo en nuestra escritura.

La literatura de género y la “poor prose”

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Esta «prosa descuidada» está presente en muchos autores que empiezan, y especialmente en la literatura de género (fantasía, ciencia-ficción, detectives, género negro…), por lo que me parece un rasgo que es importante tener en cuenta si queremos mejorar como escritores en este tipo de historias.

Es una de las razones por las que la crítica «seria» suele dar de lado a la literatura de fantasía y cc-ff. E incluso a Tolkien (que, dentro del género, es de los mejores redactores) le rechazaron para el Premio Nobel de Literatura por su «prosa pobre», como se ha sabido hace poco. Pero al menos se le llegó a tener en cuenta para optar a ese premio.

No hay ninguna regla que diga que la fantasía y la ciencia-ficción no puedan ser, al mismo tiempo, grandes obras literarias (hay autores/as que dan fe de que es así). Pueden -y deberían- estar muy bien escritas, dando la misma importancia a la forma en la que se cuenta, que a lo que se cuenta. De esa forma, los lectores no sólo disfrutarían de las historias y de los personajes de las novelas: podrían disfrutar cada momento también de la fuerza de las palabras.

No podemos olvidar esta regla de oro al escribir:

El lenguaje literario no debe servir sólo para dar información la historia: debe intentar, además, estar lo mejor escrito posible, con una prosa cuidada.

¿Y qué es una prosa cuidada?

Aquí llegamos a la madre del cordero. Pero tranquilos, que con “prosa cuidada” para nada me refiero a frases complejas, que se alargan, llenas de subordinadas, adverbios y metáforas sin fin: en absoluto.

Una prosa cuidada es, simplemente, aquella que se preocupa por encontrar el vocablo exacto en cada frase. Así de sencillo… y así de complicado.

Yendo un poquito más allá, diría que una prosa cuidada es aquella que tiene conciencia del efecto que produce cada palabra en el lector y que intenta que el texto sea lo mejor posible para lograr el efecto que desea.

En suma:

Una prosa cuidada es clara, precisa, musical; busca ser perfecta e impactante. Funciona como un hechizo, enamorando al lector sílaba a sílaba.

Pero dejemos de hablar en abstracto y vamos con un ejemplo.

Un pequeño gran ejemplo de prosa cuidada: La princesa prometida

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Seguro que os esperabais un ejemplo de algún clásico de lenguaje rimbombante, ¿a que sí? ¡Y mira que he especificado que la prosa cuidada puede ser sencilla, directa e incluso coloquial! 😉

Pues sí, un gran ejemplo de prosa cuidada es, justamente, esa línea de diálogo de Íñigo Montoya en «La princesa prometida» (por cierto, una historia de género fantástico también, escrita en forma de novela por William Goldman y después adaptada por él mismo al cine). Seguro que la recordáis:

-Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir.

Varias veces a lo largo de la historia, el personaje pronuncia estas frases. Hasta que se encuentra frente al asesino de su padre y entonces le repite sin cesar, mientras se enfrenta a él en un duelo a espada:

-Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir.

Emocionante, ¿verdad? Si has visto la película o has leído el libro, seguro que se te quedó grabada a fuego en la memoria.

¿Cómo sería esa misma frase, en cambio, escrita en una prosa descuidada?

En un libro con la redacción menos cuidada, Íñigo Montoya seguramente diría algo así al encontrarse con el asesino de su padre:

-Hola, tú no me conoces, pero mi padre era Ernesto Montoya, ese herrero al que mataste hace doce años. Llevo buscándote desde entonces y entrenándome para que pagues por lo que hiciste. Así que ha llegado el momento de que saques la espada, ¡voy a matarte, asesino!

Como veis, el texto no está MAL escrito. Para nada. Y nos da toda la información que necesitamos para entender la historia y los sentimientos del personaje. Pero, pero, pero…  le falta algo: le falta elegir esas palabras que, precisas como un escalpelo, consiguen que se te ponga la piel de gallina.

Y precisamente ese es un rasgo que todo escritor/a de género (vamos, en realidad, todo escritor/a) debería concienciarse en mejorar. Y ya os digo, esto va sobre todo dirigido a que todos/as revisemos esta clave esencial de las grandes obras literarias, si queremos mejorar como escritores/as.

Hay que evitar la prosa que parece escrita a vuela-pluma, con las primeras frases que se les ha ocurrido al autor. En literatura no basta escribir solo frases que transmitan información y nos cuentan lo que pasa en la historia; hay que intentar pulirlas para conseguir una redacción impactante, emotiva. Poderosa.

Otros ejemplos de prosa cuidada en la fantasía y la ciencia-ficción

Os dejo otros ejemplos de prosa cuidada dentro de la fantasía y ccff:

Un minuto antes era invierno en Ohio: las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empapaba los vidrios; el hielo adornaba los bordes de los techos y los niños esquiaban en las laderas; las mujeres, envueltas en abrigos de piel, caminaban torpemente por las calles heladas como grandes osos negros

Ray Bradbury, Crónicas Marcianas

«Comenzó con un tremendo trueno que trajo consigo la oscuridad y una fuerte lluvia. El barco daba bandazos como un caballo encabritado, y luego se balanceó con tanta fuerza que el mástil se rompió y la galera se inclinó a la derecha; la vela chocó contra el agua y las inmensas olas golpeaban los escálamos. Los esclavos encadenados luchaban y chillaban en sus bancos; los barriles de aceite se rompían, chocando unos con otros. 

Hasta que una terrible ola golpeó la galera, la inundó y se hundió. Y todos los gritos y alaridos de los hombres se convirtieron de repente en silencio. No había sonido alguno, sino el repiqueteo de la lluvia sobre el mar. Entonces, un ave marina blanca batió sus alas desde el agua negra y voló, frágil y desesperada, hacia el norte.»

Un mago de Terramar, Ursula K. LeGuin

«A Frodo le pareció que esas palabras en lengua élfica tomaban forma, y visiones de tierras lejanas y objetos brillantes -que nunca había visto hasta entonces- se abrieron ante él; y la sala de la chimenea se transformó en una niebla dorada sobre mares de espuma que suspiraban en las márgenes del mundo«

El señor de los anillosJ. R. R. Tolkien. (Recordad que a este autor incluso le rechazaron para el premio Nobel por su «prosa pobre»… ya veis)

Y en este otro post de mi blog podéis leer los «20 inicios más impactantes de la literatura», todos ellos con una prosa cuidadísima (y en muchos casos, también sencilla). 

Y aquí concluimos la primera parte de este artículo. Espero que os resulte útil, que anime al debate. Y aquí tenéis la segunda parte, con el tercer rasgo de George R. R. Martin que debes evitar, y los 5 que debemos imitar 😉

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Comentarios

  1. Angela

    Tu articulo me ah abierto los ojos, mis escritos son pura prosa descuidada.

    1. Hola, Ángela: no te preocupes que seguro que vas por el buen camino y, en cualquier caso, a partir de ahora puedes prestar un poco más de atención a la redacción y empezar a pulir tus textos. La primera recomendación: leer, especialmente libros de autores/as con una buena prosa. Un saludo y ánimo!

  2. pacomz

    No sé si también es un ejemplo de “poor writing” pero «silbido» es con «b» (la cita más arriba de «Solaris»). Saludos. Te sigo.

  3. Patricia Permetei

    Exelente articulo , ¡¡A mi me encanto la serie televisiva Games of thrones, no asi los libros , no me gusto como están escritos , esperaba mas metáforas , mas matices emocionales de los personajes , me parecio puramente descriptivo , sin alma
    Que lindo seria poder escribir bien , si empiezo ahora tal vez en 10 años …

    1. Me alegra que te haya gustado, Patricia. Efectivamente, a mí me ocurrió igual; el libro me dejó indiferente y no fue hasta la serie cuando ya me enganché. Por supuesto, anímate a escribir, que con ilusión y constancia -y con ánimo de aprender- se consigue. Te lo digo por experiencia, tanto mía como de los alumnos de mis talleres literarios que he tenido en los últimos 15 años.
      Abrazos

    2. Jo

      Coincido, empecé a leer los libros después de ver la serie y no me gustaron tanto.

  4. Óscar

    Genial artículo Diana.
    Lo explicas y parece tan fácil… ;)))
    Un saludo muy afectuoso.

    1. Bueno, Óscar, cuestión de práctica, como todo en esta vida. Con un poquito de paciencia y escribiendo regularmente, todo se consigue. Un abrazo

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  6. Miki

    Excelente post. Me encantó el fragmento que citaste de «Un mago de Terramar». No obstante, me gustaría saber si realmente entendí lo que es una prosa cuidada. Veamos: no se trata de usar un lenguaje adornado; no se trata de escribir de más, sólo por llenar un hueco; es, como bien dijiste, usar el vocablo exacto en cada frase; o dicho de otra forma:

    Si la pluma fuera un arma, una prosa pobre, sería como usar una ametralladora, donde sólo era necesaria, apenas una bala.

    ¿Algo así?

  7. Johanna

    Me estoy transformando en una adicta a este blog.
    Amo tus posteos, Diana.
    Gracias por todas las ayudas 🙂

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  13. Qué buen artículo, Diana. Está muy bien explicado y, además, muy completo con tantos ejemplos.
    Muchas gracias por tu ayuda.

    1. Es uno de los que he trabajado más; además de la teoría, tampoco quería que los fans se sintiesen ofendidos, porque el autor la verdad es que tiene muchas cosas buenas ^_^

  14. Lucas

    Como todos los artículos suyos que leí, muy útil y didáctico.

    ¡¡Muchas gracias!!

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  20. Marcos

    * Y así convertirse en una obra maestra de la literatura… *

    Ya es obra maestra de la literatura.

    1. No estoy de acuerdo, obviamente. Es una buena obra y muy conocida, sin duda. Pero eso no es suficiente para convertirla en obra maestra. Absolutamente todas las personas con las que he hablado que se han leído los libros me han dicho que se saltaban las descripciones; sobran capítulos y subtramas que no llevan a ninguna parte. Esos no pueden ser rasgos de una obra maestra… Un saludo

  21. Fernando Quintero

    Buenas noches,

    Veo comentarios de hace 5 o 6 años, así que llego un poco tarde a un artículo que probablemente siga activo sólo por notificaciones de comentarios al texto del autor. La Saga de «Canción de Hielo y Fuego» la degusté hace, aproximadamente, 3 o 4 años.

    Recientemente, sin embargo, a la espera de que se publiquen el sexto y séptimo tomo de la Saga , estoy terminando de leer la pre-cuela de «Fuego y Sangre». La de «El Caballero de los Siete Reinos» la leí de manera consecutiva a cada uno de los tomos de la Saga. Y, aunque el abordaje de la historia de los míticos Targaryen me ha dejado un regusto agridulce; un poco aguzado por la manera en que abordan la crónica: una sola voz, una tercera persona, en lugar de los capítulos rotulados por personaje, que nos muestra la Saga, debo decir que, personalmente, el mundo creado por Martin, incluyendo la manera en que lo hizo, me encantó.

    Veo que para algunos, y me remito para ello a uno de los comentarios de hace cinco años, implicó una obra llena de descripciones, sin alma. Para mi fue algo distinto, y, desde ese lugar y por ese motivo, difiero. Las digresiones de las que pueda estar plagada la Saga me brindaron un amplio espectro para contemplar lo que, desde la subjetividad, fue para mi la historia de los Siete Reinos.

    Me encontré, en ocasiones, llegando a las cinco de la mañana con alguno de los libros en la mano; encerrado en el estudio y conmigo una noche increíble, con una amena lectura. Y sí que encontré alma, y ritmo, mucho ritmo. Me tope con pasajes (largos) en los que pude casi que escuchar un tambor que anunciaba algún tipo de giro argumentativo, alguna escena de relevancia para la historia, algún acontecimiento cercano. Sin que ello fuera anunciado de manera explícita.

    Incluso podría estar hablando de piedras, pero algo en la escritura del autor me ofrecía un cambio en la atmosfera, como si pudiera relacionar un mal presagio con una sensación de encapotamiento del firmamento; con algo similar a un giro brusco de cuellos, a miradas rápidas, a sombras que descorrían caminos; que sé yo, algo encontré en gran parte de la Saga que me permitía escuchar el «tan, tan» del cine. Y le sumo el hecho de haber tenido una gama casi completa de emociones, desde el odio visceral, el que obliga a apretar los puños o lanzar al aire un improperio, hasta la tristeza novelesca, sí, con las lagrimas de por medio que sólo provoca una melodía (o escena) bien ejecutada. Por cierto, en más de una ocasión, releí algún párrafo. No porque no lo entendiera, sino para contemplar la maestría (en mi imberbe juicio) con que desarrolló Martín alguna escena. Y lo más interesante era que podría ser cualquier frivolidad, pero la manera en la que la exponía me dejada una noción, una intuición a inteligencia, a agudeza en la percepción del autor. Pero bueno, me disculparan si resulto demasiado vago en lo que pretendo decir, pero sólo trato de poner sobre la mesa la sensación que me dejaron los tomos principales de la Saga cuando la leí.

    Para dejar estas digresiones, que es de lo que culpan a Martín, sólo diré que discrepo en dos cuestiones. Una, lo que consideran una «prosa descuidada». Si hubo algo que me cautivo fue la facilidad con que el autor (con su equipo de trabajo: editor, traductores, asistentes en materia histórica, etc.) le permitía al lector completar una gran imagen (con sensaciones incluidas), con dos o tres líneas básicas. Las suficientes, quizá las exactas, para deducir de cuatro trazos al carbón la imagen de un gato (por ejemplo). En parte, creo, era una de las razones por las que me resultó tan sencillo engancharme y sumergirme en el texto, incluso si iniciaba la lectura del día, o del momento, en algún párrafo o capítulo ya iniciado.

    Dos, «descripciones». Se hace alusión a much0s lectores que afirman haber decidido, en su momento, saltar párrafos o escenas que consideraban innecesarias, para llegar a lo que creían relevante. En mi caso, a no ser de manera inconsciente, me leí cada letra y sílaba de la Saga. Y no sólo por una compulsión perfeccionista, que quizá tenga, sino porque integré esas «aparentes» descripciones dilatadas en un bosquejo general de la obra. Un intento por avejentar una historia que, al cobrar vida, se desligo de las manos del autor desde un inicio. La única parte que me costó algo de trabajo leer fue el prólogo de «Juego de Tronos», de resto, como patín en hielo, derecho y sin resistencia.

    En fin, sólo sumo una voz a algo que podría ser toda una tertulia, con todo y el desconocimiento que cada quien puede tener sobre el tema, empezando por mí.

    Buena noche y amenas lecturas.

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